jueves, 27 de diciembre de 2012

Mumbai sin límites

Estoy en la terraza de un teatro en Mumbai, el Prithivi Theatre, en el barrio de Vile Parlé (me encanta este nombre). Al lado tengo a un vejete que toca la flauta, interpretando música clásica del norte de la India. Alrededor mesas con gente que bebe, cena y charla tranquilamente en medio de un jardín iluminado con lámparas chinas de papel de colores cálidos. Vine a este teatro en busca de actores, planificando los castings para la película. Antes me pasé por otra escuela de arte dramático, Svkm’s Center for Performing Arts, también ubicada en el barrio de Vile Parlé. Allí me atendió un chico muy amable, Ojos Baths; tomó mis datos y el anuncio impreso sobre el casting que había preparado. Ojos compartió conmigo un montón de información de otros centros en Mumbai. Ojo (nombre que significa “la Luz que Brilla”) me recomendará varios actores de teatro que espero ir viendo en los próximos días. 

Ayer por la tarde me encontré con Arnar, un joven cineasta islandés con el que había contactado por facebook. Arnar está en Mumbai desarrollando un proyecto de largometraje, a rodar en su país, con la estética de las películas de Bollywood y actores indios. Arnar habla perfectamente español (vivió en Buenos Aires y Madrid), se había mirado la página web de Indian Way y me hizo una serie de recomendaciones técnicas, muy a tener en cuenta, relacionadas con aumentar la visibilidad y efectividad del sitio (trabajó como programador informático varios años antes de pasarse al mundo del cine). Muchas gracias, Arnar, por tus recomendaciones y sugerencias.

Más tarde fuimos de copas al bareto más canalla de Bandra, barrio católico fundado por viejos inmigrantes de Goa. El antro en cuestión se llama Yatch, un restaurante-taberna de aspecto lúgubre y siniestro, pero lleno de vida, donde los autóctonos beben alcohol, ron cabezón con coca-cola es lo más típico, y donde la mayoría, hombres casi todos, fuman como carreteros ignorando los carteles de “prohibido fumar”. Para saltarse esta norma cuentan con el consentimiento explícito del dueño y camareros, quienes, además, retiraban los ceniceros de las mesas (no sé por qué razón) y animaban a la clientela a que arrojara directamente las colillas al suelo. Lo más alucinante de este lugar es que aquí se puede comer vaca, ya que la mayoría de los indios que acuden son católicos y no hinduistas. Arnar también me contó que este antro-bar es frecuentado por Aamir Khan, el famoso actor y productor de Bollywood. Voy a tener que acercarme a menudo al “Yatch”, a ver si un día me topo “casualmente” con Aamir y, entre copa y copa, soy capaz de convencerlo para que se involucre en la película.

Arnar se fue y me quedé de cháchara con Glyn, un antropólogo inglés, quien también habla un fluido español, su mujer es peruana. Glyn lleva 5 años viviendo en Mumbai, trabaja para una ONG, la Society for Nutrition Education & Helthy Action, que presta soporte a varios barrios de chabolas. Entre ron y ron se hicieron las tantas… El aire fresco del rickshaw que me trajo de vuelta a casa, impidió que me levantase con una resaca casi asegurada. 




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