Estoy
en la terraza de un teatro en Mumbai, el Prithivi
Theatre, en el barrio de Vile Parlé
(me encanta este nombre). Al lado tengo a un vejete que toca la flauta,
interpretando música clásica del norte de la India. Alrededor mesas con gente que
bebe, cena y charla tranquilamente en medio de un jardín iluminado con lámparas
chinas de papel de colores cálidos. Vine a este teatro en busca de actores,
planificando los castings para la película. Antes me pasé por otra escuela de arte
dramático, Svkm’s Center for Performing
Arts, también ubicada en el barrio de Vile Parlé. Allí me atendió un chico
muy amable, Ojos Baths; tomó mis
datos y el anuncio impreso sobre el casting que había preparado. Ojos compartió
conmigo un montón de información de otros centros en Mumbai. Ojo (nombre que
significa “la Luz que Brilla”) me recomendará varios actores de teatro que
espero ir viendo en los próximos días.
Ayer
por la tarde me encontré con Arnar,
un joven cineasta islandés con el que había contactado por facebook. Arnar está en
Mumbai desarrollando un proyecto de largometraje, a rodar en su país, con la
estética de las películas de Bollywood y actores indios. Arnar habla perfectamente español
(vivió en Buenos Aires y Madrid), se había mirado la página web de Indian Way y me hizo una serie de
recomendaciones técnicas, muy a tener en cuenta, relacionadas con aumentar la
visibilidad y efectividad del sitio (trabajó como programador informático
varios años antes de pasarse al mundo del cine). Muchas gracias, Arnar, por tus
recomendaciones y sugerencias.
Más
tarde fuimos de copas al bareto más canalla de Bandra, barrio católico
fundado por viejos inmigrantes de Goa. El antro en cuestión se llama Yatch, un restaurante-taberna de
aspecto lúgubre y siniestro, pero lleno de vida, donde los autóctonos beben
alcohol, ron cabezón con coca-cola es lo más típico, y donde la mayoría,
hombres casi todos, fuman como carreteros ignorando los carteles de “prohibido
fumar”. Para saltarse esta norma cuentan con el consentimiento explícito del
dueño y camareros, quienes, además, retiraban los ceniceros de las mesas (no sé
por qué razón) y animaban a la clientela a que arrojara directamente las
colillas al suelo. Lo más alucinante de este lugar es que aquí se puede comer
vaca, ya que la mayoría de los indios que acuden son católicos y no
hinduistas. Arnar también me contó que este antro-bar es frecuentado por Aamir Khan, el famoso actor y
productor de Bollywood. Voy a tener que acercarme a menudo al “Yatch”, a ver si un
día me topo “casualmente” con Aamir y, entre copa y copa, soy capaz de
convencerlo para que se involucre en la película.
Arnar se fue y me quedé de
cháchara con Glyn, un antropólogo
inglés, quien también habla un fluido español, su mujer es peruana. Glyn
lleva 5 años viviendo en Mumbai, trabaja para una ONG, la Society for Nutrition Education & Helthy Action, que presta
soporte a varios barrios de chabolas. Entre ron y ron se hicieron las tantas… El
aire fresco del rickshaw que me trajo de vuelta a casa, impidió que me
levantase con una resaca casi asegurada.